A finales del 2012 se estima que Twitter era usado activamente por 288 millones de personas, mientras que en Marzo del 2013 1.110 millones de usuarios en todo el mundo utilizaban de forma activa Facebook. Si estas cifras las multiplicamos por el número de veces al día que publica información cada persona en cada red social, al final nos encontramos con una amalgama enorme de datos que pueden ser muy valiosos desde un punto de vista empresarial.
Los millones de usuarios de Facebook y Twitter en el mundo cuelgan en sus perfiles información de muchos tipos, de la cual gran parte es personal, y pocos de ellos ajustan las opciones de privacidad debidamente para que esa información no sea accesible públicamente. Es más, incluso ajustando las opciones de privacidad al máximo, muchos de nuestros movimientos en los Medios Sociales son públicos y dan una gran cantidad de información, como por ejemplo los «me gusta» de Facebook.
Este es el motivo por el que muchas empresas encuentran en Internet datos “extracurriculares” y tremendamente importantes y definitorios sobre sus candidatos e, incluso, como podíamos leer en una noticia del pasado mes de junio, las Aseguradoras detectan allí el fraude de muchos de sus clientes.
Esta forma de actuar de las empresas responde simplemente a la posibilidad de completar la información que les facilitan las personas sobre las que recae su interés con la que éstas hacen pública de forma voluntaria, informal, jocosa .. e incluso, irresponsable y, por supuesto, no facilitan en un entorno laboral o formal.
Pero esta situación parece que puede ir más allá si se contempla la posibilidad de que en base a esta información, y centrándonos ya en el sector de los Seguros, el precio de las pólizas se determine en función de los datos que sobre nosotros haya en la red. No hace mucho diversos medios de comunicación se hicieron eco de las palabras de Matthew Josefowicz, director gerente de Novarica, una consultora tecnológica de servicios financieros. Según este directivo «podrían llevar a cabo programas piloto en los que se tendría en cuenta información procedente de nuestras Redes Sociales para la fijación de la prima del seguro». Esto quiere decir, como bien explica en un estupendo artículo Angel del Amo, que las Aseguradoras podrían consultar aspectos personales nuestros publicados en algunos Medios Sociales para perfilar el riesgo personal de cada uno, y como consecuencia el precio de la póliza, a la hora de contratar nuestro seguro.
Personalmente no sé dónde está el límite para usar la información que las personas hacen pública voluntariamente en la red a la hora de definir la estrategia de una empresa, pero está claro que Internet es un lugar incierto dónde, quizá, no deberíamos ir tan confiados y a ciegas, contando todo lo que se nos pase por la cabeza en cada momento. En cuanto a las Aseguradoras, aún no se ha confirmado que oficialmente utilicen este tipo de estrategias (quizá estén pensando aún en cómo recopilar y organizar tanta información), pero bueno, seguro que todo se andará. Mientras tanto, a la hora de desahogarnos en los Medios Sociales, quizá lo más acertado sea hacerlo con precaución y, sobre todo, con sentido común.